Lamine ya bien

Un thriller de altos vuelos

La noche del miércoles quedó marcada por un encuentro tan espectacular como preocupante para el FC Barcelona. En el feudo del Club Brugge, los azulgranas protagonizaron un partido de ida y vuelta que terminó en un empate loco de 3-3, una línea decepcionante si se tiene en cuenta la historia y el nombre del Barça.

Arranque letal para el Barça

El inicio del partido arrancó con malas noticias para el Barça. A los seis minutos el Brugge sorprendió con un contragolpe fulminante donde Nicolo Tresoldi anotó el 1-0 tras asistencia de Carlos Forbs. Entonces, para los que confiaban en la reacción culé, llegó rápido el empate: Ferran Torres culminó una jugada ofensiva con determinación para poner el 1-1 apenas dos minutos después. Sin embargo, la alegría duró poco: en el minuto 17, Forbs volvió a castigar la zaga del Barça, aprovechando que la defensa estaba adelantada, para poner el 2-1.

Réplicas y madera que no deja respirar

Después de ese 2-1 adverso, el Barça dominó posesión y ofensiva, pero el destino colaboró poco: el balón se estrelló en el poste tras intentos de Jules Koundé y Eric García antes del descanso. Fue en la segunda mitad cuando la reacción blaugrana cobró vida: Lamine Yamal, con su velocidad y chispa habituales, encontró el empate (2-2) tras una jugada personal magistral. Pero el problema persistía: apenas dos minutos más tarde, Forbs volvió a golpear con un contraataque que pilló en mal posicionamiento a la defensa del Barça, colocando el 3-2 para el Brugge.

Rescate al vuelo, pero sin aplausos

Cuando todo parecía perdido, el Barça volvió a encontrar la respuesta. En el minuto 77, Yamal lanzó un centro que terminó en un gol en propia puerta del rival Christos Tzolis para establecer el definitivo 3-3. Y aún hubo más: en el descuento el Brugge creyó tener el 4-3 sentenciando al Barça, pero la acción fue anulada por el VAR por falta al portero Wojciech Szczęsny. El punto sumado salva en parte la situación, pero deja un sabor irregular y un mensaje de advertencia.

Reflejo de fragilidades y lecciones para el futuro

Este empate debe interpretarse como una invitación a la reflexión. El técnico Hansi Flick apuntó que aunque la filosofía del club debe mantenerse, el equipo “ha de trabajar mejor” porque se han concedido demasiadas transiciones rápidas al rival. Una y otra vez, el Barça fue castigado por su línea defensiva alta y por no cerrar la salida del balón del adversario. Otro aspecto inquietante: el equipo que debía dominar lo hizo, pero concedió tres goles, lo que complica la clasificación hacia los octavos de final de la UEFA Champions League 2025-26.

Mirando hacia la afición culé

Para la afición barcelonista, fue una montaña rusa de emociones: pasamos de la esperanza al susto, de la reacción al desconcierto, y finalmente al “al menos hemos salvado un punto”. Pero ese “al menos” se queda corto. Cuando el nombre del Barça aparece en Europa, se exige más que no perder: se exige competir, dominar y ganar. Esta vez, al menos, el equipo mostró carácter al levantar tres veces el resultado adverso. Pero la euforia se ve contenida por el inconformismo que toda masa azulgrana lleva dentro.

El 3-3 frente al Brugge será recordado como un partido vibrante, lleno de goles, errores y destinos cruzados. Pero más allá del espectáculo, debe servir como advertencia: no basta con atacar y reaccionar; para un club como el Barcelona, es imprescindible competir con solidez, desde todos los frentes. Los culers merecemos noches donde el espectáculo venga acompañado de la victoria. Esta vez no llegó. Pero la semana sigue, el reto continúa y la ilusión también.

Lamine Yamal, el rayo de luz en una noche gris

En medio del desconcierto defensivo y las dudas colectivas del FC Barcelona, Lamine Yamal volvió a ser la mejor noticia para el equipo. El joven extremo jugó un partido brillante ante el Brujas, confirmando que ha dejado atrás los problemas físicos que lo habían limitado en las últimas semanas. Todo indica que ha superado con éxito la pubalgia que lo tuvo entre algodones, y su actuación en Bélgica fue la mejor prueba de ello.

Rápido, desequilibrante y con una confianza total en el uno contra uno, Yamal fue el jugador que más desequilibró al rival y el que dio sentido al ataque blaugrana. Su participación fue decisiva: marcó el segundo gol del Barça con una jugada individual magnífica, y provocó el autogol de Tzolis que significó el 3-3 definitivo. Cada vez que tocó el balón, el equipo encontró profundidad y peligro, y su entendimiento con Ferran Torres dejó destellos de lo que podría ser un tridente prometedor. Más allá de su impacto ofensivo, también se le vio físicamente más suelto, más veloz en los arranques y con la capacidad de repetir esfuerzos. Su recuperación no solo devuelve al Barça a uno de sus jugadores más talentosos, sino que también refuerza anímicamente a un equipo que necesita referentes en el campo. En una noche gris, Lamine Yamal fue la chispa que encendió la ilusión culé.

Koundé, otra noche para el olvido

En el otro extremo, Jules Koundé volvió a dejar sensaciones preocupantes. El francés tuvo una actuación muy por debajo de lo esperado, acumulando errores en la salida de balón y en el marcaje. En el primer gol del Brujas, quedó descolocado al intentar anticipar; en el segundo, no cerró su zona; y en el tercero, fue superado con demasiada facilidad en una transición que evidenció su falta de concentración.

Lo más inquietante es que esta tendencia ya no parece un accidente. Koundé encadena varios encuentros de rendimiento insuficiente, muy lejos del nivel que mostró en su primera temporada como culé. Su lentitud en las coberturas y su falta de contundencia contrastan con la imagen de seguridad que se espera de un defensor internacional francés. Si a eso se suma su irregularidad en la toma de decisiones, el resultado es una zaga que sufre más de la cuenta. El Barça necesita una defensa sólida para aspirar a competir con los grandes de Europa, y hoy por hoy, Koundé no está ofreciendo esas garantías. Su jerarquía lo obliga a dar un paso adelante, pero cada partido como el de ayer alimenta las dudas sobre su rol en el proyecto de Flick.

La jugada polémica que marcó el final del partido

El vibrante empate entre el FC Barcelona y el Club Brujas no solo dejó seis goles y un torrente de emociones, sino también una acción final que dio mucho que hablar. En el minuto 93, cuando el equipo local parecía firmar la victoria con un tanto agónico, el árbitro —tras la intervención del VAR— decidió anular el gol por falta sobre Wojciech Szczęsny, portero del Barça.

La jugada se produjo tras una cesión comprometida de la defensa azulgrana, que obligó al guardameta polaco a controlar el balón dentro del área. En un intento arriesgado, Szczęsny trató de regatear al delantero del Brujas, pero este lo tocó en la pierna justo antes de que el balón quedara suelto. El atacante recogió la pelota y marcó, desatando la euforia local, pero la alegría duró poco: el VAR intervino y, tras revisar la acción, el árbitro determinó que había una falta clara sobre el portero antes del gol.

Una decisión correcta, aunque inevitablemente polémica

Como suele ocurrir en este tipo de partidos europeos, las reacciones no tardaron en llegar. La afición local protestó airadamente, convencida de que Szczęsny había exagerado el contacto. Pero las repeticiones televisivas dejaron poco margen para la duda: el delantero del Brujas impactó claramente la pierna de apoyo del portero en el momento en que este intentaba salir con el balón controlado. Fue un toque leve, pero suficiente para desestabilizarlo dentro del área pequeña. Incluso algunos analistas neutrales coincidieron en que la decisión arbitral fue acertada. Szczęsny asumió un riesgo innecesario al intentar driblar, pero el reglamento protege al portero en ese tipo de situaciones cuando se produce un contacto previo al robo. No fue una simulación, sino una infracción clara.

Un Barça que genera más dudas que certezas

El empate 3-3 ante el Brujas ha dejado al FC Barcelona en una encrucijada. Más allá del resultado, el partido volvió a evidenciar que el equipo sigue sin encontrar equilibrio defensivo. Los tres goles encajados no fueron producto de la casualidad, sino del mismo patrón que se repite jornada tras jornada: una línea defensiva frágil, desconexiones entre los centrales y una falta de contundencia alarmante en los duelos individuales.

Hansi Flick apostó por una defensa adelantada y una presión alta, pero el Brujas, con poco, encontró espacios a la espalda con una facilidad que preocupa. Cada transición del rival fue una amenaza real. El técnico alemán insistió en que “el equipo debe aprender a gestionar los riesgos”, pero el problema parece más profundo: no hay solidez ni coordinación, y eso se traduce en inseguridad colectiva.

La defensa, en alerta: la lesión de Eric García agrava la situación

Por si los errores no fueran suficientes, el Barça sumó una nueva preocupación en la enfermería. Eric García sufrió la rotura del tabique nasal tras un fuerte choque aéreo en la segunda parte y tuvo que ser sustituido. Aunque el central catalán estaba firmando un encuentro correcto —mostrando más serenidad que Koundé—, su lesión deja a Flick con menos alternativas para los próximos compromisos, especialmente si se confirma que deberá jugar con máscara o incluso descansar algunos partidos. La zaga azulgrana atraviesa un momento crítico. Koundé no encuentra regularidad, Christensen alterna buenos y malos partidos, y Ronald Araújo aún no ha recuperado su mejor nivel físico. La baja temporal de Eric podría obligar al entrenador a recurrir a jugadores del filial o a improvisar posiciones, una señal clara de que el equipo necesita reforzarse en invierno si quiere competir en Europa con garantías.

Yamal, el rayo de esperanza

En medio del caos, Lamine Yamal volvió a ser la nota positiva. Su actuación en Bélgica fue una demostración de talento y madurez, pero sobre todo de recuperación física. Después de semanas lidiando con molestias por pubalgia, el extremo culé se mostró suelto, veloz y con una chispa que hacía tiempo no se le veía. Marcó un gol, participó en el tercero y fue el único capaz de generar peligro constante. Flick no dudó en elogiarlo tras el encuentro: “Está volviendo a su mejor forma. Es un jugador especial y lo necesitamos así”. Yamal se ha convertido, con solo 17 años, en la gran esperanza ofensiva del Barça. En un equipo que aún busca regularidad, su desparpajo y capacidad para desequilibrar representan la mejor noticia de un partido que, por momentos, se pareció más a un aviso que a una simple noche europea.

Entre la ilusión y la preocupación

El Barça se encuentra en un punto delicado: ofensivamente ilusiona, pero defensivamente preocupa. Mientras Lamine Yamal crece y se consolida como el nuevo estandarte del ataque, la defensa sigue siendo el talón de Aquiles que impide dar el salto de calidad. Con la lesión de Eric García y los altibajos de Koundé, Flick deberá reajustar piezas y, sobre todo, reconstruir la confianza del equipo desde atrás. El empate en Bélgica no solo dejó dos puntos en el camino, sino también una sensación de vulnerabilidad que el barcelonismo no puede ignorar. Sin solidez, no hay proyecto que aguante. Pero con jóvenes como Yamal dando pasos de gigante, la esperanza sigue viva en Can Barça.

Lamine, indiscutible MVP del partido

Lamine consigue su segundo MVP en una auténtica exhibición de juego. Atrás quedan sus molestias por la pubalgia, y es una de las pocas buenas noticias que dejó el partido de ayer. Se sitúa segundo por detrás de Pedri con 19 puntos.

Ferran Torres gana 3 puntos, gracias a su primer gol, y aunque no tuvo una actuación destacada fue de lo mejor del equipo. Continúa en el top-5 del ranking. Fermín, con 2 asistencias, suma 2 puntos que le sitúan tercero por delante de Ferran Torres, y por último Eric García, que fue el mejor de la defensa, suma 1 punto.

Un Celta peligroso en Balaídos pese a las dudas

El próximo domingo a las 21:00, el FC Barcelona visitará a un Celta de Vigo que, aunque no atraviesa su mejor momento, siempre se crece en casa. Bajo el mando de Claudio Giráldez, el conjunto gallego intenta mantener una identidad basada en la posesión y el juego combinativo, pero los resultados no siempre acompañan. El Celta llega al duelo con más dudas que certezas, sobre todo en defensa, donde ha mostrado una fragilidad preocupante en los últimos encuentros.

Aun así, Balaídos suele ser un escenario incómodo para el Barça. El equipo celeste presiona alto, busca incomodar la salida rival y cuenta con futbolistas capaces de desequilibrar con una jugada aislada. La intensidad con la que juega en casa y el apoyo de su afición convierten cada partido en Vigo en una batalla física y emocional.

Fortalezas y debilidades

El gran peligro del Celta sigue siendo su ataque en transición. Con jugadores rápidos y verticales, el conjunto gallego puede generar ocasiones claras si el Barça deja espacios a la espalda. Además, la presencia de Iago Aspas, que siempre se motiva ante los azulgranas, sigue siendo un factor determinante tanto por su liderazgo como por su calidad técnica.

Y hasta aquí el quinto capitulo de ADN culé, volvemos el lunes tras el partido de liga ante el Celta de Vigo. Gracias por acompañarnos, culers, y hasta el proximo episodio.