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El nostálgico nuevo Camp Nou toca la fibra y anuncia la Era Lamine
El renovado estadio vivió una jornada llena de emoción y orgullo azulgrana, dos años después de cerrar sus puertas.
El FC Barcelona superó con nota la prueba del regreso, en una jornada que simbolizó un relevo generacional: el jardín que un día perteneció a Messi ahora será el de Lamine Yamal.
En lo más alto del nuevo Camp Nou, tres trabajadores de la obra observaban de pie el espectáculo, con los brazos en jarra. Su imagen, en contraste con la euforia de los aficionados y el brillo de las nuevas gradas, reflejaba el contraste entre el pasado en construcción y el presente que se estrenaba ante miles de culés.
El nuevo estadio, en su estreno, brilló como si el tiempo no hubiera pasado, pero al mismo tiempo evocó la emoción de regresar a un lugar lleno de recuerdos. Joan Laporta lo resumió a la perfección:
“Hoy era un día de alegría, un retorno al futuro pensando en los momentos míticos del pasado. Tendremos momentos míticos en el presente y es legado que dejaremos a las generaciones que crecerán en este Spotify Camp Nou”, recordó el presidente azulgrana.
Habían pasado 894 días desde la última vez que el Camp Nou abrió sus puertas, pero el nuevo recinto conserva la esencia del anterior. Desde dentro, todo resultó familiar: el olor del césped, los colores, los baños… un aroma a tradición que tocó el corazón de los barcelonistas, pese a la modernidad que lo envuelve y a las caras nuevas, como la de la simpática mascota Cat.
Una jornada de emoción y nervios en el regreso al templo azulgrana
En el club se vivió una mezcla de emoción y tensión, propia de las grandes citas. Además de la nostalgia, el Barça debía pasar una prueba clave: espera la licencia municipal de la fase 1B para poder ampliar el aforo a 45.000 espectadores. “No tengo tiempo para estar emocionada”, comentó con ironía una trabajadora del club minutos antes del inicio del entrenamiento. En las gradas, la experiencia fue casi ritual. 23.000 aficionados asistieron al regreso, más pendientes del estadio que de los propios jugadores. Como en toda primera vez, hubo silencio de asombro, luego una conexión sensorial con el lugar y finalmente la comunión colectiva, marcada por el himno del Barça entonado espontáneamente por la afición. Un momento sencillo, pero profundamente emotivo, que selló una jornada de orgullo culé.Sold out, fervor por Lamine y cánticos al Madrid
El público llenó el estadio y vivió el evento con su clásico equilibrio entre seny y rauxa. Solo dos niños se saltaron el protocolo saltando al césped, y no faltaron los tradicionales gritos de “madridista qui no voti”. Entre los más ovacionados estuvieron Hansi Flick y Lamine Yamal, símbolo de una nueva generación de culés más globales, seguros y desacomplejados. La jornada representó, de forma simbólica, el cambio de era en el Camp Nou: el jardín de Messi ahora pertenece a Lamine, quien apenas disputó siete minutos en el antiguo estadio. Además, hubo otra gran noticia: Joan Garcia se entrenó por primera vez con el grupo, un refuerzo clave para el Barça de Flick en su búsqueda por volver a dominar en su templo. El regreso al Spotify Camp Nou dejó claro que todo está preparado para volver a disfrutar del fútbol en casa. Su estreno tocó la fibra de todos los culés, como solo ocurre cuando uno vuelve al lugar donde fue feliz.Más noticias
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