El Barça de Flick recupera la fe en una noche memorable de fútbol

Con esta victoria, el equipo de Flick se coloca a solo tres puntos del Real Madrid.

Un ambiente eléctrico en Balaídos

Mientras el mundo se asombraba con Rosalía, en Vigo sonaba el himno de C. Tangana, un guiño del artista madrileño a su padre vigués y a su amor por el Celta. Ese sentimiento inundó el estadio en una noche lluviosa, llena de errores pero también de emoción, ritmo y valentía. El encuentro fue un homenaje al ataque sin freno, y lo ganó un Barça que, pese a sus imperfecciones, nunca dejó de creer.

Inicio frenético

Apenas habían pasado cinco minutos cuando Lewandowski ya ponía a prueba a Radu y Durán avisaba que el Celta no temía romper la defensa azulgrana. Balde salvó sobre la línea un gol cantado, pero el susto fue la antesala de un partido de ida y vuelta constante. El Barça perdió a Casadó en el calentamiento y Flick optó por una medular atípica, con De Jong como único mediocentro puro, acompañado por Olmo y Fermín, dos jugadores más ofensivos. El resultado fue un duelo abierto, con ocasiones para ambos lados. Lewandowski adelantó a los suyos desde el punto de penalti, aunque no sin suspense: el árbitro revisó la mano de Marcos Alonso y Radu llegó a tocar el balón antes de que entrara. Cuando el Barça parecía tener el control, un contragolpe terminó con el empate del Celta. Rashford no pudo batir a Radu en un mano a mano y, en la jugada siguiente, un disparo de Carreira acabó en la red de Tek, que no estuvo firme con las manos. La defensa también falló al intentar tirar el fuera de juego. El empate descolocó a un Barça vulnerable, incapaz de sostener su ventaja. Ni el palo de Rashford ni el segundo gol de Lewandowski, tras un centro del inglés, disiparon esa sensación de fragilidad. Y el castigo llegó de nuevo: Borja Iglesias, completamente libre, envió un disparo a la escuadra para firmar el 2-2 y agravar el mal momento del guardameta Szczesny.

Lamine y el impulso de la fe

Cuando el Barça parecía hundirse, Lamine Yamal apareció para cambiar la historia. En un Balaídos en ebullición, el joven volvió a exhibir su desparpajo habitual, dejando atrás rivales con facilidad. Fue él quien anotó el tercer gol azulgrana, aprovechando un rechace de Ilaix y colocando el balón ajustado al palo, imposible para Radu. Cinco goles en 45 minutos, a razón de uno cada nueve: una primera parte épica bajo la lluvia fina gallega.

Lewandowski, un ´9´ eterno

En la segunda mitad, el Barça no se conformó pero controló mejor el juego. El ritmo frenético del primer tiempo dio paso a una fase más táctica, con un Celta desgastado que apenas logró inquietar a Tek. Entonces volvió a aparecer Lewandowski, que a sus 37 años sigue manteniendo una relación especial con el gol. Un nuevo centro de Rashford encontró al polaco, que definió con un remate cruzado impecable para completar su hat-trick decisivo. Con ese tanto, el Barça firmó un triunfo vital que lo deja a solo tres puntos del Real Madrid, tras el empate blanco en Vallecas. El conjunto de Hansi Flick necesitaba un resultado así para reencontrarse con su confianza. Puede que siga sin atreverse a adelantar tanto la línea, pero este Barça ha recuperado algo más importante: la fe del campeón.